martes, 2 de diciembre de 2008

Cerro Colorado - Rio Tinto (Huelva)





Dentro de las explotaciones mineras trascienden dos hitos, por su singularidad paisajística y por convertirse en insignias históricas de todo un pueblo: Corta Atalaya y Cerro Colorado.
La Corta Atalaya es la seña de identidad de toda una comarca dedicada por vida a la minería. Situada al Oeste del término, su forma elíptica supone un inmenso y espectacular «cráter» cuyas dimensiones superan los 1.200 metros de diámetro en su parte más ancha, por 345 de profundidad, excavados sobre bancales de 12 metros. Hoy se encuentra prácticamente sin actividad, aunque llegó a ser un modelo revolucionario de explotación minera que albergó a más de 12.000 obreros. El Cerro Colorado es otra explotación minera a cielo abierto más reciente, muy cercana a la anterior. Día a día podemos ver modificarse sus formas por la actividad y el empleo de modernas maquinarias.
Las antiguas instalaciones conforman el conocido paraje de Zarandas, al Sur del término. Está jalonado por un estéril collado de tres picos, a cuyos pies se muestra un medio profusamente alterado por la acción del hombre. Dividida por el río Tinto que la atraviesa, se caracteriza por albergar escombreras, antiguos escoriales de mineral fundido, vetustas instalaciones industriales, viejas y abandonadas vías ferroviarias, etc. Componen un mosaico donde se funde naturaleza y paisaje alterado, generando, curiosamente, un espacio de una singular belleza.
En este paisaje profundamente antropizado aparecen pequeñas manchas de vegetación, a modo de repoblaciones forestales, formando pequeños bosquetes de pinos y eucaliptos. Se sitúan básicamente en los ruedos de los asentamientos urbanos y responden al intento de regeneración medioambiental llevado a cabo, en la mayoría de los casos, por la propia empresa. No se puede olvidar que en el pasado siglo, con los procesos de calcinación del mineral, se terminó con toda la vegetación autóctona del municipio. Por tanto, la regeneración forestal de estas zonas se convertía en tarea prioritaria. Desde el punto de vista de la geología, la zona estuvo afectada por la orogenia herciniana hace 200-300 millones de años. Fue intensamente fracturada y sometida a un proceso de metamorfismo y vulcanismo, a los que se asocian las mineralizaciones existentes, una de las más ricas del mundo por cantidad y variedad.
Estos yacimientos consisten básicamente en una serie de grandes lentejones de mineral, del tipo sulfuros masivos, que han sido sometidos a lo largo de la historia geológica a complejos procesos de alteración. En general, su sustrato está dominado por rocas tipo pizarras y grauvacas, junto a otras intrusivas de origen volcánico. Son tres los alineamientos que, con dirección Noroeste-Sureste, definen la morfología de RíoTinto: Cerro Colorado, Retamar-San Dionisio y Salomón, dominados por un fuerte color rojizo (Vilches, 1981). Por último hallamos otra alineación, de dirección sureste, formada por los cerros del Valle y el Guila, cuyos tonos varían, predominando ahora los grisáceos. En conjunto, se trata de una topografía, entre los 350 y los 500 metros, cuyas formas han variado enormemente por las fases extractivas habidas a lo largo de la historia. Sus suelos son ácidos, rocosos y pizarrosos, poco aptos para las actividades agrícolas y determinados por los procesos extractivos e industriales habidos, que han desmantelado la cubierta vegetal original, favoreciendo amplios procesos de erosión superficial.
El clima es, en general, benigno y no difiere mucho del existente para el resto de la Cuenca Minera, con temperaturas medias de 17 Cº , moderadas durante el invierno y muy calurosas en los meses de estío. Su régimen pluviométrico se encuentra a medio camino entre la costa y la sierra, con registros medios superiores a los 900 mm. anuales. La red hidrográfica se organiza en torno a la cuenca del Río Tinto, hacia el cual vierten la totalidad de los numerosos arroyos y torrenteras de la zona. El carácter ácido de sus aguas provoca la ausencia de vida vegetal y animal tanto en sus márgenes como en su lecho, predominando el color ocre y «tinto», que se acentúa en algunos remansos del río.
La actividad minera ha supuesto la construcción de presas integradas en el paisaje, como la Represa del Cobre, la de Gossán y el embalse de Marismilla. A ello podría unirse las numerosas charcas que en la época de lluvias cubren los enormes socavones abandonados y generados por la mina.


Esta información es extraida de la página web Comarca Minera de Rio Tinto... Desde aquí a su(s) autor(es) le agradezco y doy las gracias por haber copiado y pegado en mi blog. Gracias

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